martes, 30 de diciembre de 2008

Déjame vivir



La entrada original en este post fue borrada para evitar hacer con mis ronchas, ronchas ajenas, pero se mantienen los comentarios generados por el valor que encierran en sí mismos.

Gracias.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pati, te juro que te entiendo, porque ha habido momentos en los que he sentido similar. Primero, somos mujeres, hechas para dar, para entregar, para servir, y nos hartamos de ese papel miserable que nos ha tocado. ¿Quién vive por ti, quién te sirve a ti, quién se entrega todo/a por ti? Segundo, el hecho de ser una mujer sola, clase media de la expremida, no ayuda para nada. Tercero, con tan malos augurios en cuanto a lo económico que nos esperan para el 2009, ¿quién quiere que llegue? Preferirnos quedarnos en este año, que ya conocemos. Después de los indultos de Leonel, no nos queda nada bueno que esperar.

Pero no todo es tan malo: ESTÁS TÚ, y están tus hijas. Quiérete a ti, y quiérelas a ellas.

Anónimo dijo...

Es una pena que con tu corta edad tengas tanto desazón y desesperanzas en tu vida. Tanta falta de amor por tí misma y por las cosas buenas que puedes lograr, a pesar de todo, a pesar de los malos augurios. Siempre hay una lucesita al final del túnel, es solo cuestión de seguir la dirección correcta para encontrarla. Eres bonita, inteligente, tienes dos hijas hermosas, y puedes valerte por tí misma todavía. Aunque no soy partidaria de que "mal de muchos, consuelo de tontos", no está demas pensar en las que hoy están postradas en cama sin poder siquiera pedir o expresar sus dolores, de las mutiladas, de las que están en las calles pidiendo para dar de comer a sus hijos, de las que no tienen familia, en fín tantos males que existen en el mundo y aún así nos quejamos. Yo creo que en vez de quejarte de tus males, debes dar gracias a Dios de que entre muchos eres una PRIVILEGIADA. Dios te bendiga y espero que este año DECIDAS AMARTE A TI MISMA UN POQUITO, PORQUE AL FIN Y AL CABO, SI no empiezas por amarte a tí, nadie lo hará. Mis deseos de que tu hija se recupere pronto. Recuerda que el amor de la madre es la mejor medicina para cualquier mal.

Patricia Báez Martínez dijo...

Gracias, amiga, por tu consejo, lo tomaré en cuenta. Sin antes dejar de decirte que somos producto de las sociedades, de las relaciones que nos tocan. Mi desamor, mi frustración, mi pesimismo o como quieras llamarle, tiene su razón de ser. Si bien que estoy muy por encima en privilegios en comparación con otras mujeres, no me siento feliz con mi vida, y no tengo por qué hacer mimetismos de felicidad, como el tal: Feliz año nuevo!!! Agradezco la gentileza de tomarte la molestia de aconsejarme, pero te aseguro no eres de las personas que bien me aman, todo lo contrario.

Argénida Romero dijo...

Sabes? Me gusta tu sinceridad, tu transparencia. Cómo dices en tu comentario, sin mimestimos.

La mayoría de las cosas son inevitables (la vida, la felicidad, la tristeza, el dolor...etc). Hace unos días, leyendo noticias, encontré una frase de Saramago que me gusto mucho porque no habla de la felicidad que nos quiere vender, la supuesta eterna felicidad (falacia...será por eso que no soporto los libros de autoayuda). Decía Saramago: "La felicidad consiste en dar pasos hacia uno mismo".

Tengo días pensando en la frase, quizás porque entiendo (no sé si estoy equivocada) que estos episodios (como los tuyos) son los que me hacen humana.

Abrazos.

Patricia Báez Martínez dijo...

Argénida, al igual que tú no soporto los libros de autoayuda, los considero recetas psicológicas de índole general cuando los problemas de cada individuo o individua son diferentes. Además, la mayoría carecen de contenido literario. Esa frase que le atribuyes a Saramago es reveladora: "la felicidad consiste en dar pasos hacia uno mismo". Y al leerla y repetirla mentalmente tengo que llegar a la conclusión de que tanto Sheila, como La Sensata y Tú me han dado recomendaciones en ese sentido. Porque la frase lo que quiere decir es que la felicidad está en ti, en tu bien, en tu superación, en tu introspección emocional con miras a limpiar de malezas tu personalidad, tus sentimientos, tus elecciones de vida. A veces, lo diferente es la forma de decir eso, lo simple que algunas personas quieren imaginar la vida, como que el hecho de ser madre de dos hijas ya de por sí sea sinónimo de felicidad, olvidando también que ser madre soltera supone una maternidad mucho más complicada porque te hace parcialmente responsable del bien y única responsable del mal de esos hijos, pues no es lo mismo limpiarle las orejas, cortarle las uñas, cepillarle los dientes, darle las vitaminas, prepararle el biberón, prepararle la comida salada, lavar y planchar su ropa, fijarte si crece o está delgado y pequeño, que simplemente ir por él o ella cada quince días y tomar un bulto debidamente ordenado y pasar con ese niño o niña uno o dos días. Cuando te lo entregan, ya las uñas han empezado a crecer y debes cortarlas tú. Quisiera que le crecieran en la casa del padre para que sea él quien se las corte, pero aunque le crezcan me dirá que se las corte yo (porque así sucedió una vez) o que le lave bien las orejas. Como si la paternidad no incluye higienizar a profundidad a los hijos. Y eso que es un excelente padre, no tengo dudas.

Y por lo demás, quién ha dicho que todos debemos ser felices, la felicidad implica una elección o una condición como la negritud, lo blanco, lo gordo, lo flaco. Nadie es igual a otro. Incluso, los que son felices, no lo son de manera similar, las cosas que hacen feliz a alguien no hace feliz o tan feliz a otro, aunque pertenezcan al mismo grupo de "gente feliz". A mi, en medio de la adversidad de la vida, me satisface y me hace sentir medianamente feliz: arreglarme el pelo en el salón, sacarme las cejas, depilarme el bigote, afeitarme el pubis, las axilas y las piernas. Es una estupidez, pero esa estupidez me hace sentir feliz. Me siento limpia, sexy, "cogible", y eso me da felicidad. Como también me hacen sentir feliz otras cosas, como una buena nota de mi hija mayor, pero esto último no ocurre con la frecuencia que me afeito el pubis. Pero me llevaré de Saramago, voy a reflexionar sobre esas palabras, me llevaré de ustedes, mientras tanto, afeitarme también me lleva a mi, sino pregúntenselo a la afeitadora que penetra muy, pero muy dentro de mi persona. Ja, ja, ja, ja. Besos a todas y a todos.